La ópera prima de
todo director es un reto encomiable, y ver el resultado de tanto esfuerzo en la
gran pantalla es sin duda un momento de satisfacción, sin embargo, al subirse
al ring del celuloide es inevitable sufrir comparaciones, lamentablemente en
este caso, Some Be cae sobre la lona
por sí misma, sin necesidad de un rival.
Esta película, la segunda en rodarse enteramente en Cancún -hay que recordar que el título del primer largometraje filmado en esta ciudad lo tiene Tintorera (1977),
una película al estilo Tiburón de Steven Spielberg y protagonizada por Hugo Stiglitz y Andrés García- no estuvo a la altura de las expectativas generadas
tras más de dos años de trabajo.
Tal vez el punto del
que más adolece Some Be, es
precisamente ese, una película que tenía como antesala un apocalipsis zombie, y que, si elimináramos este elemento del filme,
tendríamos exactamente el mismo resultado.
Un
sacrificio colosal que no fue cuidado del todo
Y no me
malinterprete querido lector, no se trata de demeritar la titánica labor del
director Héctor M. Aguilar, pero es frustrante ver un trabajo de dos años con
fallas tan básicas como la continuidad o las actuaciones, donde a lo largo del
filme no logramos conectar con los personajes de Esteban (Sidney Robote) y Sarah (Luciana Ameztoy).
O sufrimos –sí,
ustedes cinéfilos de corazón- con situaciones tan básicas en la continuidad de
un filme de zombis, como encontrar un bolillo en perfectas condiciones después
de días o semanas del apocalipsis, o ver a los personajes añorar agua para combatir
su deshidratación y de repente tener escenas con garrafones de agua llenos a
sus espaldas.
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Incluso, no
entender la rapidez de un personaje para amarrarse una corbata a la pierna,
para segundos después tenerla alrededor del cuello mientras es atacado por un zombi,
y al salir airoso tener la corbata nuevamente en el muslo.
Pretensiones
fuera de alcance
Y es que la
película no encontró el ritmo adecuado, iniciando con un monólogo sacado de la
obra de Charles Bukowski, un poeta
maldito demasiado denso y por ende, bastante complicado para colocar en
un plano comercial, y es que es este escritor quien se convierte en el hilo
conductor de todo el filme en la voz de Esteban.
Podemos decir, que
esto convirtió a Some Be en una
especie de ensayo personal, razón principal por la cual el tema zombi pasa a
segundo plano, o incluso tercero, sin poder definir cuál es el primer plano que
define el sentido de este filme.
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