Historia en el altar (Primera parte)


cuento

El padre que oficiaba la misa había dicho las palabras que el novio debería repetir para desposar a la novia.

Al momento de hacerlo, el novio cambió dichos mandamientos y se dirigió a la novia, y con una voz suave le dijo:

- No podré darte las riquezas del mundo que toda mujer añora, ni viajes al extranjero, o pasear por París, o visitar New York, bolsas y abrigos de pieles, tampoco anillos de diamantes o joyas preciosas. 

Si quieres cambiar de opinión y decirme no, lo entenderé, sin embargo, si estás dispuesta a quedarte conmigo, te ofrezco mi amor y pongo mi vida en tus manos; mi alma para adorarte y mi corazón para cuidarte. 

No tendrás riquezas, pero sí un hogar para vivir juntos hasta viejitos, tener hijos y educarlos a nuestra manera, un perro que se llame pantera, qué más da, sortear problemas juntos, porque la vida no es color rosa y si lo fuera, que aburrida sería. 

Llegar a viejitos juntos de la mano, y prometo esconderte el bastón y tus dientes postizos. 

Si me aceptas, te prometo que serás la reina de mi humilde morada.


Texto de Hagen David

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