Como en todo, cuando alguien está tomando experiencia en algo y, como decimos en México, "se la rifa" a "aventarse un paquete", es de esperarse que sus resultados no sean los mejores.
Hay personas que no van con cualquier peluquero porque consideran que su aspecto personal es algo muy importante y no lo dejarían en manos de un novato. Hay quienes optan por ir con médicos de consultorios privados, porque consideran que su salud definitivamente merece la mejor atención. En fin, son sólo un par de muchos ejemplos que podríamos dar de algo relacionado al costo-beneficio, o al precio-calidad, o al dicho popular "lo barato sale caro".
Esta relación entre inversión y resultado aplica para casi cualquier cosa y en prácticamente cualquier ámbito. Sin embargo, también es muy común el arrepentirse por haber elegido algo que sí estaba a nuestro alcance, en otras palabras, por "no haber tenido más opción", porque era "lo único para lo que nos alcanzaba" y luego, se piensa que hubiera valido más la pena esperar un poco más con tal de haber conseguido algo mejor.
Pero lo hecho, hecho está. Y así ocurrió en San Luis Potosí en el municipio de San Antonio, al haber adquirido, según la versión del mismo alcalde, un trabajo artesanal de alguien cuya experiencia está aún en un desarrollo inicial.
La escultura fue rápidamente motivo de burlas y a la vez una imagen que causa gracia y hasta deja pensando esa apariencia tan extraña de lo que debiese parecerse al icónico expresidente de México, don Benito Juárez y que, no obstante, se le compara con la apariencia de E.T.
Ante el efecto polémico causado por este extraño busto de Benito Juárez, se pretende hacer ver que tiene una parte positiva (y tal vez sí), pues ahora la gente quiere saber dónde ocurrió tal acontecimiento que se volvió viral en redes sociales y que ha desatado la creatividad de los generadores de memes.
Varias reflexiones podemos tener al respecto y también varias preguntas; quién sabe qué habrá sucedido en realidad, pero lo cierto (y está ya admitido por el alcalde) es que dicho trabajo fue barato. O sea, una obra de arte: barata.
Si fue a propósito, si se le dio la oportunidad a un artesano entusiasta, si esta polémica genera interés externo hacia el municipio de San Antonio, etcétera, son cuestiones que vamos a dejar a un lado, porque respetamos y además necesitamos el beneficio de la duda, y queremos centrarnos en lo que comenté al principio, hay una relación directa entre calidad y costo.
Así es, es un buen momento para recordar que todo aquel servicio ejercido por seres humanos se le designa un precio según sus características, entre las que destaca una que a menudo nos brinda garantía y es la experiencia; la cual se gana mediante la preparación, y aquí tal vez cabe la moderada defensa al busto alienígena de Benito Juárez, pues de alguna u otra manera, podríamos reconocer, que se otorgó la oportunidad de ejercer para desarrollar una aptitud artística. Pero... ¿en algo oficial y público?
Esto me lleva a recordar otro suceso que protagonizó el famoso futbolista inglés David Beckham, a quien durante meses le prepararon una broma, que consistía en hacerle creer que le habían hecho una escultura en su honor, pero a la hora de la hora resultó ser una obra bastante, digamos, distorsionada, o desproporcionada, o hablando de manera simplista: era fea pues, estaba fea.
La reacción de David Beckham fue, aceptémoslo, graciosa. Pues se notaba desconcertado y no sabía si sentirse agradecido y honrado o pedir que por favor no se hiciera tan público su homenaje. Después se notó su gran alivio y su sentimiento de uff, qué bueno que era una broma, cuando se lo hicieron saber así.
Aquí lo importante, lo coincidentemente importante, es que tanto dicho futbolista como Benito Juárez son figuras públicas, icónicas, según la perspectiva alguno más importante e histórico que otro, pero lo que merece la atención es que, lo de David Beckham sí fue una broma y lo del tan emblemático personaje histórico de México, no, no lo fue, no fue una broma.
Se dice también (no sabemos si a modo de justificación) que la obra en homenaje a don Benito Juárez sí lucía bien hecha y sí se parecía mucho al expresidente mexicano, pero que la aplicación de un esmalte, necesario para la protección del material, arruinó el resultado final de la imagen.
Ahora bien, lo que quiero destacar de todo esto, no son los porqués de la contratación del artesano responsable del "Benito Alienígena", ni, tampoco, llamar la atención a un asunto de índole política (este foro creativo, de hecho, no se presta a eso), sino que quiero que las reflexiones ahonden en un punto de gran importancia: el valor tan alto de la experiencia en todo; en toda disciplina.
Así como (ejemplos) un programador o un plomero de repente nos pueden sorprender solucionando algo en un instante, pero no por ello podemos ni debemos olvidar lo que hay detrás de esa pericia y eficacia; así, tampoco, debemos subestimar las obras de arte de artistas comprometidos con su labor.
No hay obra ni diseño que aparezca por casualidad sin la intervención de la inteligencia, y aun cuando hay inteligencia, los niveles de belleza en las obras de arte varían de acuerdo al estilo, pero también, obviamente, también varían debido a la experiencia, la preparación, la capacidad de un artista, cuyas obra no merece ser subestimada.
No subestimemos el arte, hay arte genuino en estos días, en la pintura, en la caricatura, en la arquitectura, en la escultura, en la fotografía, en el diseño gráfico, en el estilismo incluso, en tantas cosas, el arte está implícito. De hecho, cuando enaltecemos algo usando la palabra arte, cuando decimos que algo es una obra de arte, o que "eso que tú haces es arte", es porque se está reconociendo una capacidad, un poder, algo que vale y vale mucho y no debe regatearse. Algo que, muchas veces, vale mucho más de lo uno imagina.
Claro, no hace tanta falta decirlo pero tampoco está de más, que hoy en día también abunda el arte falso y el oportunismo de ciertos "artistas"; pero ante esta última verdad recordada bastará con que usted sea muy analítico a la hora de apreciar y definir lo que para usted tiene un verdadero valor artístico. Ser analítico realmente no cuesta tanto y beneficia mucho.
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